“El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee”
Mundialmente reconocido tanto por su labor ensayística y filosófica como por sus novelas históricas -varias de las cuales han alcanzado lo más alto de las listas de ventas en todo el mundo-, este italiano del Piamonte fue también catedrático de Semiología y publicó varios ensayos y artículos que le fueron dando prestigio académico. Como narrador dio el salto a la fama gracias a “El nombre de la rosa”, traducida a más de 30 idiomas, obra que fue adaptada al cine en 1986, convirtiéndose en un auténtico éxito masivo, no sólo por su calidad sino también por la originalidad del tema. Alternó su producción de ensayo con la narrativa. Ha sido una fuerza intelectual durante décadas, creando trabajos que han motivado a personas de todo el mundo a pensar de manera diferente e imaginar lo imposible. Recibió numerosos premios y honores a lo largo de su carrera académica y literaria, entre los que se destacan el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Orden de Caballero de la Legión de Honor francesa.
El comienzo
La vida de Umberto Eco estuvo marcada por sus primeras experiencias en Italia. Nacido el 5 de enero de 1932, se crió en el pequeño pueblo de Alessandria, ubicado en el noroeste de su país, en una familia de clase trabajadora. De niño se empapó de la cultura italiana, incluidas la fe y la filosofía católicas tradicionales.
Comenzó su educación en una escuela secundaria técnica en la cercana Turín, que lo capacitó para convertirse en químico industrial y electricista.
Después de graduarse en ambas especialidades asistió a la Universidad de Turín, ingresando a estudios filosóficos y medievales con intereses particulares en literatura, teología y semiótica, un campo que estudia cómo se usan los signos y símbolos para transmitir información y significados.
Durante su tiempo en la universidad, Eco tuvo el privilegio de ser instruido por algunas de las figuras más destacadas de la época, como Umberto Bosco, director de la Enciclopedia Italiana, y el crítico literario Giuseppe De Robertis.
Umberto Eco obtuvo allí varios títulos académicos, incluidos Diplomas cum laude (calificación máxima de tesis doctorales) en Misticismo Latino (1954) y Filosofía Medieval Teórica (1955). Como alguien vio de primera mano la transformación social de Italia durante la era de la posguerra (después de 1945), de gobiernos dictatoriales a países de Europa occidental, el joven se aseguró reflejar esos cambios en sus trabajos de investigación.
Su amplitud de conocimientos en una variedad de disciplinas era notable, al igual que su ingenio cortante y su energía reflexiva.
Desde la Semiótica hasta la Literatura Medieval y la Teoría del Caos, Eco navegó a lo largo de su existencia por innumerables áreas de estudio con facilidad, brindando no sólo una visión de las conexiones aparentemente infinitas entre las cosas, sino también un entusiasmo único de creatividad, innovación y comprensión intercultural.
Momentos destacados
En el transcurso de su vida tuvo un impacto profundo y duradero en los lectores con su escritura y enseñanza. Como figura estimada de la literatura y la cultura, publicó algunas de las obras de ficción más apreciadas de los últimos tiempos.
Su carrera también estuvo asociada con instituciones académicas de renombre como la Universidad de Turín en Italia y otras alrededor del mundo.
El impacto de este intelectual no se limitó a su amor por la academia y la literatura. Escribió muchas novelas que hoy se consideran clásicas, como “El nombre de la rosa”, “Baudolino” y “El péndulo de Foucault”.
En el caso de esta última, para los que sienten una especial fascinación por los juegos de espejos entre la realidad y la fantasía, su trama es genial.
Los tres empleados de una pequeña editorial de Milán -tres hombres dotados de una profunda cultura, como se debe exigir para tal tarea-, atraídos por las tradiciones ocultistas y los juegos intelectuales, se dejan contagiar por las lecturas a que los empuja la nueva colección literaria que están sacando adelante (y también por sus mismas experiencias vitales).
Es así que con esa base van inventando poco a poco un supuesto plan que atribuyen a los Templarios, misteriosos monjes-caballeros medievales, y que está destinado a revelar el profundo secreto del mundo.
En determinado momento, alguien se toma muy en serio ese plan y se convence de que el descubrimiento de los tres empleados es muy real…
Se podría argumentar que estos trabajos sirvieron como obras de arte y de filosofía profunda, ya que fueron disfrutadas tanto por estudiantes como por académicos.
Los críticos elogiaron las ideas presentadas en sus libros que invitaban a la reflexión y que abarcaban numerosos temas, desde historia hasta religión y política.
Umberto Eco también es recordado por ser un pionero de la Semiótica, el estudio de cómo diferentes signos o símbolos pueden afectar la interpretación o la acción. Esto se debió en gran medida a su trabajo en el Politécnico de Milán, donde impartió cursos de semiótica durante varios años a partir de 1962.
Entrevista a Umberto Eco por Silvia Lemus
También fue conocido por escribir libros sobre Teoría de los Medios –“Cómo se hace una tesis” (1977)-, que ha sido utilizado por generaciones de estudiantes de todo el mundo para escribir sus propios trabajos con éxito.
De esta forma es sencillo demostrar la amplitud de la influencia de Umberto Eco en múltiples campos, más allá de lo que inicialmente viene a la mente al pensar en él, como la escritura de ficción o la enseñanza en universidades, y subraya sus notables logros a lo largo de su vida. Hay que reconocer que lo que hace extraordinario a este hombre notable no es solo su prolífica carrera, sino también su compromiso continuo de dar sentido a la vida humana a través de la filosofía y la literatura en general.
Logros
Los logros académicos y la exitosa carrera de Eco se arraigaron en la base de su educación anterior. Después de recibir una licenciatura en Filosofía de la Universidad de Turín en 1954, trabajó como editor y crítico cultural mientras estudiaba Semiótica. En 1961 fue nombrado Director del Instituto de Investigaciones Semiológicas de la misma casa de estudios.
Durante la siguiente década escribió varios libros sobre Semiótica que luego se convertirían en obras fundamentales en el campo. También hizo importantes contribuciones a otras disciplinas como la Genética, la Pedagogía, las Estructuras Organizativas y la Lingüística.
En 1975 comenzó a enseñar en la Universidad Bocconi de Milán y finalmente completó una cátedra allí en 1979. Durante su tiempo en ésta desarrolló varios estudios de posgrado que enfatizaban la Filosofía y la Literatura con un enfoque en la Semiosis, que es básicamente la teoría de signos.
Luego pasó a enseñar en universidades de toda Europa y los EE.UU., incluidas Yale y el prestigiosísimo Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

A lo largo de su carrera, Umberto Eco obtuvo múltiples premios por sus logros intelectuales, incluidos doctorados honorarios de universidades de todo el mundo. Además, fue honrado con múltiples títulos incluido el nombramiento de Caballero de la Gran Cruz del Mérito por el presidente Giorgio Napolitano, en 2006.
Con credenciales académicas tan impresionantes en sus espaldas, no sorprende que aún hoy sea ampliamente considerado por los especialistas como uno de los profesores y autoridades intelectuales más distinguidos de la era moderna.

Aún más dignos de mención son los logros de su vida que se extienden mucho más allá de los que se encuentran en los libros o se enseñan dentro de una clase. Desde escritos influyentes hasta una visión artística incomparable, la vida de Eco será recordada por su innovación, creatividad y pasión incomparables por el aprendizaje.
Umberto Eco es ampliamente considerado como uno de los autores más influyentes y populares de Italia: una encuesta realizada en 2008 mostró que el 54% de los italianos lo consideraba como el escritor italiano más importante.
Novelas y algo más
Eco es más conocido por sus obras de ficción, aunque fue un académico de gran éxito. Publicó su primera novela, “El nombre de la rosa”, en 1980 y al instante obtuvo reconocimiento internacional. Vendió más de 10 millones de ejemplares y fue llevada al cine en 1986, con el actor escocés Sean Connery en el papel principal.
A medio camino entre novela histórica y policiaca, la historia, ambientada en el siglo XIV, narra los misteriosos asesinatos sucedidos en una abadía benedictina de los Alpes italianos, famosa por su extraordinaria biblioteca.
El monje franciscano Guillermo de Baskerville (inspirado en el personaje del detective inglés Sherlock Holmes, así como en el filósofo escolástico -y también franciscano- Guillermo de Ockham) junto a su pupilo Adso tratarán de desentrañar el misterio.
Ambos averiguarán que los crímenes giran en torno a un misterioso ejemplar que se creía perdido: el segundo libro de la “Poética” de Aristóteles, dedicado a una reflexión estética sobre la comedia y el humor.

Eco y el director francés Jean Jacques Annaud
Las argumentaciones, los métodos científicos y el amor al conocimiento de Baskerville chocarán con el fanatismo religioso de los monjes benedictinos, así como con el inquisidor Bernardo Gui, que visitará la abadía junto con una delegación papal, para mantener un debate sobre si la doctrina de la pobreza predicada por la rama franciscana de los espirituales debe o no ser considerada herejía.
Sus otros trabajos, incluidos, “Historia de la belleza” e “Historia de la fealdad”, “El cementerio de Praga”, “Apocalípticos e integrados”, por citar algunos, también le valieron elogios de la crítica y de lectores de todo el mundo.
“Apocalípticos…”, por ejemplo, es una serie de ensayos magistrales sobre los productos de la industria cultural (en los que analiza la estructura del mal gusto, la lectura de los cómics, el mito de Superman, la canción de consumo y el papel de los medios audiovisuales como instrumento de información o el influjo de la televisión en el mundo moderno).
Aquí, Eco plantea el problema central de la doble postura de los especialistas ante la cultura de masas: la de los apocalípticos, que ven en ella la ‘anticultura’, el signo de una caída irrecuperable, y la de los integrados, que creen con optimismo que estamos viviendo una magnífica generalización del marco cultural.
Umberto Eco: Cultura popular y comunicación (1987)
También escribió ensayos sobre una gran variedad de temas, desde historias alegres sobre baños de hoteles hasta teorías filosóficas sobre el lenguaje y la comunicación. Aunque la mayoría de la gente lo conoce por su obra de ficción, sus ensayos no pueden pasarse por alto, ya que es uno de los legados más importantes que dejó y que cambió para siempre la forma en que los estudiosos ven la literatura y el pensamiento.
Ficción histórica y teorías filosóficas
Las obras de ficción de Umberto Eco, que invitan a la reflexión, entrelazan varios aspectos de la filosofía, la historia y la literatura. Su trabajo traspasó los límites del discurso filosófico que tradicionalmente sólo se hacía a través de textos académicos de no ficción. Esto es en gran parte por lo que es mejor conocido en la literatura, la exploración de teorías filosóficas complejas y, a veces, abstractas a través de la ficción histórica.
Por ejemplo, “El nombre de la rosa” es una exploración de la semiótica, la teología franciscana y el hermetismo entrelazados con una historia criminal tradicional.
A menudo, Eco entraba en debates consigo mismo y con sus lectores al desarrollar sus ideas dentro de las propias novelas. Mientras seduce a su lector con la historia, también le hace cuestionar sus creencias sobre la vida, la cultura, la verdad, etc.
Un excelente ejemplo de esto es el conflicto entre la filosofía empírica y el fideísmo en «El nombre…». Uno debe elegir entre creer en ambos lados o confiar únicamente en la fe ciega. El autor explica claramente ambos lados de este argumento sin inclinarse hacia un ángulo en particular.
“Si usted quiere enseñarle algo a alguien por televisión, primero debe enseñarle a usar la televisión”
Aventurándose más allá de la literatura, Umberto Eco también ha aparecido en películas y programas de televisión. Si bien no es particularmente conocido por su producción de artes visuales, su influencia puede verse incluso en dichos medios. Desde proporcionar un guión para películas sobre la oscura historia medieval hasta aparecer como conferenciante invitado en destacados programas educativos de televisión, sus contribuciones literarias se han filtrado en los medios culturales populares.
Trascendencia
Con una carrera tan ilustre dedicada a explorar y superar las teorías filosóficas tradicionales a través de la escritura tanto de ficción como de no ficción, no sorprende que Umberto Eco haya dejado una huella indeleble en muchas esferas del conocimiento fuera del ámbito de la literatura.
Su influencia trascendió la literatura y dio forma a la cultura occidental mucho más allá de las palabras en una página. Pero lo que es tan fascinante de su trabajo es cómo invitó a otros a involucrarse críticamente con las teorías filosóficas mientras disfrutaban de un intrincado thriller policial o una novela histórica con personajes e historias vívidas, todo entretejido por intrincados hilos de filosofía.
De esta manera, las ideas de Eco unieron disciplinas académicas divergentes para formar creaciones originales que cautivaron a una legión cada vez mayor de lectores y admiradores en todo el mundo, que disfrutaron de su enfoque equilibrado entre entretenimiento y educación.
Fuera del mundo literario
Aunque el escritor italiano fue conocido principalmente por su impacto en el mundo literario, también tuvo una amplia influencia más allá de los libros. En los últimos años se ha discutido sobre cómo las teorías e ideas de Eco se extendieron a otras disciplinas como la sociología y la antropología, particularmente en los campos de la semiótica y el lenguaje.
Esta influencia incluso se ha extendido más allá de la academia hacia la vida cotidiana. Eco fue uno de los primeros autores en reconocer que las nuevas formas de medios, como la televisión y el cine, podrían tener un impacto profundo en nuestra comprensión de la narrativa y la narración. Su trabajo explorando este área ofreció una idea de cómo esta forma de medios cambió la comunicación, permitiendo que se vea de diferentes maneras que la literatura tradicional.
En su obra “Número Zero” (Número cero) descubre la cara oscura del periodismo y la manera en que nuestra realidad está en manos de quienes construyen las noticias Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores.
Con estas credenciales se presenta Colonna, el protagonista de la novela, que en abril de 1992, a sus cincuenta años, recibe una extraña propuesta de un tal Simei: va a convertirse en Redactor Jefe de “Domani” (Mañana), un diario que se adelantará a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder.
Colonna y otros seis colegas preparan los que serán los “Número 0”, que son las ediciones anticipadas de cualquier nuevo periódico, indagando en archivos que hablan de los secretos ocultos de la CIA, del Vaticano y de la vida de Mussolini.
Todo parece transcurrir sin inconvenientes hasta que un cadáver tendido en una callejuela de Milán y un amor discreto cambian el destino de Colonna.
Precisamente, otro de los aspectos más notables deL trabajo de Umberto Eco fue su exploración sobre cómo se puede generar significado a partir de texto o imágenes y cómo estos elementos visuales se pueden usar para dar forma a nuestra interpretación de nuestra cultura. Sus teorías sentaron las bases para una variedad de estudios culturales, como la alfabetización mediática y la teoría del cine.
Cultura popular
Como quedó dicho, además de sus actividades académicas e intelectuales, Eco también ganó seguidores como figura pública debido a sus apariciones en la cultura popular. Su fama se consolidó aún más cuando se convirtió en un ícono de la cultura pop al aparecer en películas, programas de televisión y discursos públicos en todo el mundo.
Si bien muchas personas están familiarizadas con sus obras, es posible que menos lo reconozcan por la destacada presencia que tuvo fuera del mundo literario. Sin embargo, está claro que la influencia de Umberto Eco se extendió mucho más allá de sus escritos: sus ideas realmente se adelantaron a su tiempo y tuvieron un efecto de gran alcance mucho más allá del inicial.
El éxito de Umberto Eco no sólo se reflejó en los círculos literarios, ya que su influencia e ideas ganaron terreno en los medios, particularmente en la televisión. Sus apariciones en numerosos programas de entrevistas y entrevistas demostraron su capacidad para comunicar conceptos filosóficos de una manera sencilla y comprensible. En Italia, apareció en programas de entrevistas populares como “Che tempo che fa” (Cómo está el clima), donde tuvo la oportunidad de discutir conceptos educativos con su gran audiencia de jóvenes.
Si bien ganó gran cantidad de elogios por sacar el intelectualismo de las torres de marfil a la cultura popular, los críticos argumentaron que al simplificar temas complejos estaba brindando una interpretación demasiado simplificada de temas como la semiótica y la moralidad.

Esto condujo a un debate sobre si su trabajo realmente representaba las complejidades del pensamiento posmoderno o si estaba creando una «cámara de eco» que pasaba por alto los matices vitales presentes en la discusión de la filosofía.
A pesar de esta crítica, Umberto Eco sigue siendo uno de los intelectuales más citados fuera de la academia. Su influencia se ha extendido desde lo académico hasta la cultura pop y los medios, atrayendo a los espectadores ocasionales con pensamientos intrincados y, a menudo, desafiantes para su consideración.
Para el autor italiano, el ser humano es esencialmente religioso. El mismo, aunque ateo, demostró su propio interés hacia la religión en numerosas ocasiones, como en la correspondencia que mantuvo con el cardenal Carlo María Martini, que se conoció posteriormente en formato libro con el título “¿En qué creen los que no creen?” (¿In cosa crede chi non crede?-1996).
Esto demuestra, una vez más, la voluntad que tuvo Eco de establecer un puente, una conexión profunda entre pensamientos y puntos de vista, una constante a lo largo de su vida y de su obra.
Fomentando una discusión significativa sobre temas complejos de la cultura contemporánea, él encontró un lugar en la conciencia pública.
Influencia
La obra de Umberto Eco ha tenido una profunda influencia en el campo de la semiótica. Sus obras fundacionales, como “A Theory of Semiotics” (Una teoría de la Semiótica-1976) y otras, sentaron las bases para las teorías modernas sobre cómo se construye el significado dentro del lenguaje y la cultura. Argumentó que todos los elementos podrían dividirse en seis categorías: denotación, connotación, narrativa, estructura sintagmática, estructura paradigmática y desplazamiento metonímico.
A través de su influyente escritura, Eco mostró cómo estos componentes interactúan para construir significado y proporcionó un marco invaluable para comprender cómo se usan e interpretan los signos y símbolos en nuestra vida cotidiana. Además, desarrolló el concepto de comunidades interpretativas que demuestran cómo las personas interpretan un texto de manera diferente según sus inclinaciones ideológicas y antecedentes culturales. En última instancia, las teorías innovadoras de Eco se han vuelto fundamentales para el estudio de la semiótica y han revolucionado nuestra comprensión de las prácticas interpretativas.
El final
La escritura de Umberto Eco estuvo fuertemente influenciada por una variedad de fuentes, incluida su propia cultura y educación, las obras literarias de autores pasados y presentes, y filosofías basadas en la lingüística y la semiótica.
Crecer en la Italia anterior a la Segunda Guerra Mundial le proporcionó al escritor una variedad de experiencias culturales que ayudaron a dar forma a su escritura posterior. La amplia gama de arte, literatura y música que experimentó en su juventud, probablemente tuvo un profundo efecto en él como artista. Asimismo, sus viajes por toda Europa enriquecieron aún más su conocimiento de las culturas y filosofías globales.
Además, se basó en los escritos de numerosos autores a lo largo de la historia, incluidos el coterráneo Dante Alighieri, el irlandés James Joyce y el argentino Jorge Luis Borges. Con su énfasis en temas como la interpretación, la ambigüedad y la naturaleza abierta del lenguaje, estos autores jugaron una mano directa en el estilo de escritura de Eco. También estuvo muy influenciado por el estudio de la semántica y la lingüística en sí. Su atención a tales filosofías le permitió una comprensión profunda de las palabras y sus significados que utilizó con eficacia en su trabajo.
Umberto Eco publicó –durante su longeva existencia- numerosas obras sobre variadísimos temas, siempre con una visión crítica y original. Por otro lado, su corpus de ficción es la prueba viviente de que se puede combinar entretenimiento con erudición y conocimiento.
El final del viaje de este piamontés brillante, uno de los intelectuales italianos más destacados y prolíficos del siglo XX, ocurrió el 19 de febrero de 2016 en Milán. Tenía 84 años y estaba enfermo de cáncer desde hacía bastante tiempo.
Con él se marchó el que fue, seguramente, el último gran pensador de nuestra época, ya que unió, como los humanistas del Renacimiento, diversas aptitudes e intereses: filósofo, escritor, profesor, semiólogo.
El funeral fue también en la misma ciudad, en el Castillo Sforzesco, en una ceremonia laica. En su testamento, Umberto Eco solicitó que no se celebrasen homenajes ni se organizaran actos en su memoria durante, por lo menos, diez años.
Fuentes: lecturalia.com; kripkit.com; pijaoeditores.com; laopinioncoruna.com; bibliotecanacionaldigital.com.cl; lavaca.org; democracynow.org; semanariouniversidad.com; rebelion.org; viajeporindia.com; vientosur.info