Nicolás tenía 31 años, dejó un hijo de dos años y su familia exige justicia. Ocurrió cuando intentó pasar por un paredón que solía utilizar para entrar a la vivienda. El alambrado estaba electrificado. Su madre asegura que nunca hubo advertencias ni señalización.
Sucedió en el barrio San Martín de Neuquén cuando Nicolás, como lo hacía habitualmente, intentó acceder por un pasillo lindante al fondo de la casa de su madre. Al apoyar un pie en el alambrado y agarrarse de una chapa, recibió una fuerte descarga eléctrica.
Aseguran que el vecino propietario del alambrado sería electricista y tenía un cartel en su portón que así lo indicaba. Sin embargo, nunca habría colocado advertencias sobre la electrificación del cerco. Tampoco habría actuado rápidamente para cortar la energía tras la tragedia.
“Él sabía lo que hacía, porque tiene conocimientos. No tenía ni un cartel, ni un disyuntor que cortara la corriente. No lo puedo entender”, sostuvo la madre.
“Mi hijo no era un desconocido, no estaba robando ni nada parecido. Esta era su casa, siempre venía por ahí cuando no tenía llave. Lo conocían todos los vecinos. Nadie imaginó que algo así podía pasar”, agregó.