En el abrazo del alma está la paz,
lazo profundo que no se interrumpe.
Calor que envuelve y reconforta,
conexión eterna, que siempre alienta.
En esta caricia hay un vínculo,
energía que fluye sin condición.
Afecto que trasciende tiempo y espacio,
sentimiento del amor que lo integra.
Gesto sincero que evita palabras,
va más allá de cualquier dolor.
En cada abrazo está la emoción,
de dos almas en comunión.
Es mágico y cura heridas,
calma miedos y despedidas.
Transmite confianza, esperanza y fe;
es el lenguaje universal del amor.
El abrazo del alma es energía,
obsequio profundo para el espíritu.
Pleno de alegría y gratitud,
vínculo único. Jamás se esfuma.
Por: Ignacio Aseguinolaza