De las estrellas venimos,
de la materia oscura,
de la energía oscura,
de la gran danza cósmica.
Somos polvo de estrellas,
hijos del cosmos,
pequeñas partículas de algo inconmensurable.
Tan insignificantes
como importantes,
en la vastedad.
Contemplar la belleza y el misterio del cosmos,
es poder dar y recibir el sentido del universo.
Este es nuestro lugar en el inmenso espacio.
Este es nuestro propósito.
Este es nuestro legado.
Somos los hijos del cosmos.
Por: Isabel Andrade