Fuiste en mí una lenta
melancolía suicida.
Presencia existencial,
desesperadas noches de insomnios.
Llegaste para embriagarme de tristeza.
Besos que quedaron exiliados
en la ceniza del invierno.
Escarchas blanquecinas de glaciares.
Amasijo de manos tibias y callosas.
Manto de nieve que quema
la desnudez del cuerpo en soledad.
Tu imagen vestida de escarcha azulina.
Me dibuja la imagen de ese
forastero de Oriente.
Luna, testigo de tantas ausencias.
Por: Marta Gaviña