En la brisa del lento atardecer, se funden dos almas; romance de adultos, sin tiempo ni pausas. Corazones que susurran promesas, el amor crece suave, sin prisa, en cada pensamiento.
Bailan entre sombras de estrellas brillantes: esta flor madura despierta emociones vibrantes. Es como un río que fluye sin final ni medida, el encuentro -ahora sí eterno- los llena de vida.
Entre caricias lentas y miradas profundas, dos seres que portan heridas agudas se entregan sin miedo a renacer. La pasión está en su historia presente.
Otra vez bailan entre sombras de estrellas brillantes…
Los años no pesan cuando hay fuego en la piel; en cada encuentro redescubren lo que es amar renovadamente: juntos enfrentan los desafíos, con sus ojos chispeantes de pasión y en los labios una dulce tentación.
Los cuerpos se acercan sin cesar, el romance va. Las manos se entrelazan, las miradas se encuentran entre caricias y besos furtivos que descubren secretos cautivos.
El tiempo se detiene en un abrazo, hay amor sincero que llegará hasta el final. Por siempre juntos, navegando en la etérea ilusión; es una danza inmortal, una melodía bendita.
Y así bailan entre sombras de estrellas brillantes…
Por: Irene Arresti