«Internet es la biblioteca más grande del mundo». Muchas cosas podemos encontrar hoy en segundos, que hace no tanto tiempo, requerían de procesos bastante más largos. Pero por momentos creemos que tenemos acceso a toda la información disponible en el mundo. Pero no siempre es así, alguien tiene que preocuparse en ordenarla y compartirla. Esa es la tarea de Internet Archive, una organización SIN FINES DE LUCRO que sube contenido valioso para todos los internautas del mundo. Y todo tiene un pero, porque el acceso justo a la información, está actualmente en discusión luego de que varias editoriales lleven a Internet Archive a la justicia. Si triunfan, la red que conocíamos, está en peligro.
Pero vamos por parte: en esta nota te explicamos qué es Internet Archive, de qué se trata el juicio y el pronunciamiento Latinoamericano sobre el conflicto. ¿Nos toca a todos?
¿Qué es Internet Archive?
Se trata de una «biblioteca digital» sin fines de lucro que se dedica a preservar y ofrecer acceso público a una amplia variedad de contenidos digitales. Incluyendo sitios web, imágenes, música, videos, libros electrónicos y programas de software. Su «Wayback Machine» es una máquina del tiempo para navegar páginas webs del pasado que ya no existen más, por ejemplo.
Fue fundada en 1996 por Brewster Kahle, y desde entonces ha estado archivando la web en su conjunto y ofreciendo acceso a más de 330 mil millones de páginas web guardadas en su Wayback Machine. También alberga colecciones digitales de bibliotecas, museos y otros repositorios culturales. Además, ha desarrollado herramientas para hacer que la información digital sea más accesible y fácil de usar.
Internet Archive es una organización que se financia mediante donaciones de individuos y organizaciones. Su objetivo es preservar y compartir el patrimonio cultural digital de la humanidad para las generaciones presentes y futuras.
El juicio
Como te contábamos en el título de la nota, el acceso justo a la información está en discusión. Porque varias editoriales le iniciaron juicio al sitio de Internet Archive. La demanda es por su forma compartir el contenido. Algunas grandes editoriales ven ya no solo un perjuicio claro para su negocio sino, directamente, una vulneración de los derechos de autor. Los libros de la biblioteca se compran en versión impresa, se escanean y se dejan a disposición de los lectores en formato digital con un sistema de control, el «Controlled Digital Lending» (CDL).
El detonante
En marzo de 2020, en plena pandemia, cuando muchas bibliotecas tradicionales cerraron sus puertas y las autoridades animaban a los lectores a quedarse en casa, IA tomó una decisión radical: suspendió las listas de espera e impulsó lo que entonces bautizó como “Biblioteca Nacional de Emergencia”. De forma temporal la organización, sin ánimo de lucro, suspendió de forma temporal los límites de préstamos para 1,4 millones de libros digitalizados.
Algunas de las editoriales con más peso en EEUU no tardaron en reaccionar. Solo unos meses después, en junio, Hachette Book Group, HarperCollins Publisher, John Wiley & Sons y Penguin Random House presentaron una demanda por lo que entendían como una “infracción masiva y deliberada de derechos de autor”. El Author´s Guild comparó directamente a IA con una web de contenidos ilícitos y Copyright Alliance llegó a señalar a su fundador como un saqueador.
El fallo
El 24 de Marzo, el juez federal de EEUU, John G. Koeltl, dictaminó en contra del Internet Archive. El juez declaró que la organización sin fines de lucro infringió los derechos de autor del grupo al prestar copias escaneadas digitalmente de sus libros. Internet Archive ha argumentado que sus prácticas están protegidas por la doctrina de «uso justo», que permite el uso no autorizado de obras con derechos de autor de otros en ciertas circunstancias. Sin embargo, el juez rechazó este argumento, afirmando que los libros electrónicos del Internet Archive simplemente reemplazaron las copias autorizadas que las editoriales licencian a las bibliotecas tradicionales.
Latinoamérica tiene algo para decir
Las organizaciones integrantes de la Alianza de la Sociedad Civil Latinoamericana para el Acceso Justo al Conocimiento (junto con otras organizaciones y personas firmantes, dedicadas al estudio de políticas públicas de internet y a la defensa de derechos fundamentales), firman una carta (a la que pueden sumarse en un documento compartido de Google). En ella, expresan su preocupación frente a la decisión tomada por el juez John G. Koeltl en el caso de Hachette v. Internet Archive el pasado 24 de marzo. Solidarizándose con el equipo de Internet Archive.
«Reconocemos a Internet Archive como una biblioteca sin fines de lucro, ya que cumple las funciones sociales tradicionales de una biblioteca como la preservación, memoria y, fundamentalmente, el proporcionar acceso a la información y el conocimiento. Estas funciones nunca podrán ser cumplidas cabalmente por empresas cuyo fin primordial es el lucro y no el velar por el interés público.» reza uno de sus párrafos.
«La visión arcaica que asocia las bibliotecas con edificios o con la gestión de ejemplares físicos ya no es aceptable en la actualidad.»
El debate está abierto. Incluso, la carta continúa con una afirmación contundente para los tiempos que corren: «Resulta indispensable que las bibliotecas tengan la capacidad de comprar y prestar ejemplares electrónicos bajo términos de licencia razonables»
Podés acceder a la carta de pronunciamiento completa (y firmar adhiriendo) en ESTE ENLACE.
¿Y ustedes, que piensan? ¿Creen que se vulnera el acceso justo a la información?
Para la declaración latina, la conclusión es clara: «Defendemos la idea de que las personas y las comunidades necesitan el acceso universal y equitativo a la información, las ideas y las creaciones del intelecto humano para alcanzar su bienestar social, educativo, cultural, democrático y económico. La libertad de acceso, así como la libertad de expresión y el derecho a participar en la vida cultural y en el progreso científico son derechos consagrados en los Artículos 19 y 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El juez debería haber tomado especialmente en cuenta el hecho de que los intereses enfrentados no tienen la misma naturaleza y que el derecho de explotación económica de una editorial no tiene el rango de derecho humano. Lamentablemente, el juez no incluye la perspectiva de los derechos humanos en el análisis de los cuatro factores del Fair Use.»
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