Tennessee Williams, el genio de la muerte absurda

“La vida es una obra bastante buena, salvo el tercer acto, el último…”

Fue uno de los tres dramaturgos estadounidenses más importantes del siglo XX junto a Eugene O’Neill y Arthur Miller, y se constituyó en gran renovador del género teatral entre los años 1940 y 1960, mediante la introducción en la escritura escénica realista de una honda penetración psicológica, que renovó las fórmulas utilizadas hasta ese momento. Ganador de tres premios Pulitzer al Teatro, dos Tony y celebrado por la crítica, sus obras han sido representadas –y aún lo siguen siendo- en todo el mundo con enorme suceso. Muchas de sus más grandes piezas reflejan y recrean sus propios antecedentes familiares y las experiencias de haber crecido en el Sur profundo de los Estados Unidos, en una época en que la región se encontraba en un período (1918-1939) de gran tumulto social y económico.

El comienzo

Thomas Lanier Williams III, más conocido como Tennessee Williams, nació en Columbus, estado de Mississippi, el 26 de marzo de 1911 en una familia económicamente modesta: Edwina Dakin, ama de casa, y Cornelius Coffin Williams, empleado en una fábrica de zapatos. Tras acudir a las universidades de Missouri y Washington, finalmente se licenció en Filosofía y Letras en la de Iowa.

El seudónimo literario de Tennessee, aunque existen muchas teorías al respecto, pareciera ser que se debió a que sus compañeros de la fraternidad “Alpha Tau Omega”, en la Universidad de Missouri, lo llamaban así por los orígenes sureños de su familia y también por la manera que tenía de hablar, muy particular de esa región de los EE.UU.

Tennessee y Rose Williams, dos jóvenes hermanos en la playa

Hijo de unos padres que le brindaron escaso afecto y con una hermana esquizofrénica –Rose, a la que adoraba que pasó casi toda su vida en instituciones mentales-, la difícil infancia y adolescencia del futuro escritor unida a su homosexualidad (recién expuesta antes de morir), lo condujeron frecuentemente a la depresión y al alcoholismo, pero también sirvieron como esencia para crear obras que han sido consideradas como las mejores en su tipo.

Trabajó en multitud de oficios ocasionales, vendedor de periódicos, camarero, ascensorista, antes de conocer el éxito como escritor. Realizó sus primeras experimentaciones escénicas en St. Louis, Nueva Orleans y Boston. Mientras seguía cursos más o menos regulares de estudio, consiguió una beca en 1940, que le fue asignada por su primera comedia, “Batalla de Angeles” (Battle of Angels), que, sin embargo, no suscitó la más mínima atención por parte del público.

Tennessee Williams en el inicio de su carrera literaria

Su vida cambió cuando, mientras trabajaba como comparsa en un teatro de Nueva York por diecisiete dólares a la semana, le ofrecieron la posibilidad de trasladarse a Hollywood con un contrato como escenógrafo y doscientos cincuenta dólares semanales. Después de las dos primeras escenografías la productora rescindió su contrato y le pagó seis meses de sueldo.

Llega el éxito

Eso lo alivió económicamente mientras ejercía como docente de Literatura y periodista. Y de pronto llegó el éxito al estrenar su obra teatral “El zoo de cristal” (The glass menagerie) sobre los escenarios mundialmente famosos de Broadway, concretamente en el Playhouse Theatre de Nueva York, el 31 de marzo de 1945. Williams obtuvo por ella el premio del exigente Círculo de Críticos Teatrales de dicha ciudad –nada menos- a la mejor obra de la temporada; cinco años más tarde fue llevada al cine.

El primer éxito de Tennesse Williams, en castellano e inglés

El argumento gira en torno al personaje de Amanda Wingfield, quien, abandonada por su esposo, se consuela con los recuerdos de su anterior y más elegante forma de vida en Blue Mountain, en el Sur estadounidense, cuando era perseguida por sus pretendientes. Su hijo Tom es un poeta que trabaja en un almacén, desea vivir aventuras y escapar de la sobreprotección de su sofocante madre. Y Laura, su hija lisiada y tímida, tiene sus animales de cristal y sus recuerdos en los cuales refugiarse.

Amanda busca desesperadamente un esposo para su hija. Sin embargo, cuando el tan esperado pretendiente realmente llega, las ilusiones románticas de Laura terminan rompiéndose en mil pedazos. La obra es un retrato de la silenciosa desesperación de los años 30 en los EE.UU., poco después de la gran crisis de 1929, y con su evocación de la nostalgia por los tiempos pasados, de la soledad y de los amores perdidos, refleja sobre todo la necesidad humana de soñar.

Las 3 versiones cinematográficas de “El zoo de cristal”, interpretadas por Jane Wyman, Joanne Woodward y Katherine Hepburn, en el rol de Amanda Wingfield

Los personajes de Williams se hallan frecuentemente enfrentados con la sociedad y se debaten entre conflictos de gran intensidad, en los que terminan por aflorar las pasiones y culpas en su forma original, ajena a los convencionalismos sociales. La intriga es escasa en sus obras, que se centran en la expresión desgarrada de los protagonistas, inmersos en un ambiente opresivo, y cuyos diálogos transmiten poesía y sensualidad.

Tennessee Williams: una obra marcada por su vida

El escritor tuvo serios problemas con el alcohol y los psicofármacos a lo largo de su vida y una de las causas que los provocaron fue que no llegó a superar jamás la incapacidad que sufrió su hermana después de haber sido sometida a una lobotomía por su esquizofrenia. Precisamente ella se convirtió en inspiración para crear el personaje de Laura en “El zoo…”.

Nace una leyenda

Un par de años más tarde, en 1947, más precisamente el 3 de diciembre, estrenó “Un tranvía llamado deseo” (A streetcar named desire), la más célebre de sus obras, que significaría su consagración como autor teatral y por la que recibió el primero de sus tres premios Pulitzer al Teatro, uno de los más prestigiosos del mundo, y dos premios Tony, galardones que celebran logros en los escenarios estadounidenses, y más específicamente obras estrenadas o al menos representadas en los teatros de Broadway, Nueva York.

Dos idiomas para un mismo suceso

El texto es un testimonio temprano y muy norteamericano del siguiente y actual diagnóstico del filósofo canadiense Brian Massumi: “La vida individual está constituida por una serie de crisis, como un modelo en miniatura del capitalismo, un desastre que lleva tu nombre”.

En ese sistema no hay seguridad ni plenitud. Sólo el deseo permanece… y el amor, siempre que sea infeliz. En la obra están: la traumatizada maestra Blanche DuBois, que sueña porque no puede tolerar la mera realidad; Stanley Kowalski que, como un “animal”, se abre paso a las trompadas; la hermana de Blanche, Stella, confinada a la dependencia de Stanley; y a Mitch, el alter ego tímido y torpe de Stanley. Los personajes de Williams son prototipos individuales trazados entre el miedo a la desposesión y la megalomanía.

Blanche acude al hogar de su hermana, casada con un descendiente de polacos, Stanley Kowalski, para olvidar el escándalo que ha supuesto la pérdida de sus posesiones en el Sur y la búsqueda desesperada de un hombre que le permitiese olvidar el suicidio de su joven esposo y su propia juventud ajada. Ella ha sido educada con refinamiento, y choca con la naturaleza ruda de Kowalski. Stella debe decidir entre su hermana o el hijo que lleva en sus entrañas del hombre que le ha enseñado a vivir. Blanche, incapaz de adaptarse, enloquece.

El estreno mundial de la obra de Williams: en Argentina y Alemania

Cinco años más tarde, “Un tranvía…” fue adaptada al cine bajo la conducción del prestigioso director Elia Kazan, con grandes protagonistas: Marlon Brando, Vivien Leigh, Kim Hunter y Karl Malden; salvo Brando, los otros tres actores fueron premiados con el Oscar de la Academia de las Ciencias y las Artes de Hollywood. Fue un suceso clamoroso y se estrenó en varios países simultáneamente. Allí, precisamente, comenzó el camino que luego convirtió a Marlon Brando en una leyenda de la pantalla, un estupendo intérprete de método con una indomable fuerza escénica combinada con su evidente atractivo sexual, dos rasgos que le abrieron las puertas de Hollywood y lo catapultaron a la fama.

Los cuatro “pasajeros” del tranvía, de abajo a arriba: Vivien Leigh,
Marlon Brando, Kim Hunter y Karl Malden

En realidad, esta obra maestra inauguró un período de quince años en el que el autor sureño se manifestó excepcionalmente prolífico, produciendo la mayor parte de sus grandes trabajos, al punto tal de que nueve de sus textos fueron adaptados al cine.

Un suceso tras otro

Así, a “El tranvía…” le siguió la publicación de “Verano y humo” (Summer and smoke) en 1948 y “La rosa tatuada” (The rose tattoo) en 1950. Esta última gira en torno a Serafina delle Rose, una apasionada mujer de origen siciliano que vive en una población sureña de los EE.UU., entregada al recuerdo y a la fidelidad de su marido, muerto a manos de un policía. Hasta que un día conoce a un rudo camionero –Alvaro Mangiacavallo- y su vida empieza a cambiar.

Las ediciones en castellano y portugués de una enorme obra teatral

En esta obra hay muchos temas ligados a las preocupaciones habituales y al enorme talento del dramaturgo y poeta Tennessee Williams, pero existe además una fuerza muy intensa en torno a la búsqueda del amor y el encuentro con las pasiones que se enredan de tal manera que sólo pueden conducir al descubrimiento de la renovación de vivir con todo el cuerpo, superando prejuicios y temblores del alma, enmascarando una historia profundamente humana sobre la necesidad afectiva y el deseo sexual.

Tennessee_Williams_La_noche_de_la_iguana

Texto completo de “La noche de la iguana y otros relatos”

Es muy interesante la descripción que hace el autor del ambiente que reinaba en el profundo Sur de los EE.UU. en los años 40 y principios de los 50. El peso de concepciones arraigadas y sacralizadas que coartaban la libertad de las personas, las sometían a un control social opresivo e hipócrita, justificaban las prácticas de la doble moral y consagraban el dirigismo religioso, está plasmado con eficacia y de un modo que conmueve e inquieta.

Cinco años más tarde de su publicación, la obra fue adaptada al cine con la dirección de Daniel Mann y protagonizada por una estrella de Hollywood, Burt Lancaster, y una gran actriz italiana, Anna Magnani, que obtuvo el premio Oscar por su extraordinaria interpretación.

Las versiones inglesa y alemana del film basado en la obra de Tennessee Williams

En su enorme vorágine creativa, y al mismo tiempo que se estrenaba este film, Williams publicaba otra de sus obras emblemáticas, “La gata sobre el tejado de zinc caliente” (Cat on a hot tin roof), que le valiera su segundo premio Pulitzer al Teatro. El argumento muestra una millonaria familia del Sur estadounidense –temática común al escritor- a la que pertenecen Brick y Margaret, un joven matrimonio en problemas. No tienen hijos ni relaciones sexuales desde el fallecimiento del mejor amigo de Brick, Skipper. Entre estos dos hombres existía una estrecha relación de amistad y Brick, al no poder superar esa muerte, se ha volcado al alcohol, manteniendo una postura indiferente hacia Maggie, una bella mujer, frustrada ahora porque, a pesar de todo ama a su esposo, e intenta reavivar la llama de la pasión entre ambos, recibiendo, en una relación de masoquismo emocional, solamente frialdad e indolencia por parte de su esposo.

«La gata…” es una de las obras más conocidas de Tennessee Williams, y en ella confluyen múltiples sentimientos encontrados entre relaciones tan sensibles como psicológicas: la indiferencia, la codicia, el desánimo, la vida plagada de mentiras, la soledad, el alcoholismo como refugio, la apariencia y la frustración sexual, definidos de manera sencilla pero efectiva por el gran autor americano, quien maneja con tensión y dramatismo, en un caluroso ambiente sureño, una trama de enervadas relaciones y situaciones familiares, junto a turbias manifestaciones sexuales.

En 1958 el texto fue adaptado al cine con la dirección de Richard Brooks, y Elizabeth Taylor y Paul Newman en los roles principales. En la actualidad, el film puede verse habitualmente en los canales televisivos orientados hacia películas llamadas “clásicas”.

El mismo film en dos idiomas: inglés y alemán. Fue un éxito mundial

Los tres últimos grandes trabajos publicados por Williams fueron “De repente, el último verano” (Suddenly last summer), en 1958, “Dulce pájaro de juventud” (Sweet Bird of Youth), al año siguiente, y “La noche de la iguana” (The night of the iguana), en 1961. Todas ellas fueron llevadas a la pantalla grande.

En la primera, el autor desarrolla la historia en Nueva Orleans al final de los años 30, una época de inquietud social e histórica por la inminente llegada de la Segunda Guerra Mundial, cuando la sensibilidad hacia los trastornos mentales no llegaba a considerarlos como tales. El concepto de “normalidad”, término muy poco delineado, se insinuaba como la única posibilidad existente. Cualquier tipo de camino distinto estaba rechazado completamente por la sociedad.

En esta atmósfera muy poco libre intelectual y psicológicamente, la rica señora Venable decide ofrecer una suma de dinero para un hospital psiquiátrico con la condición de que el doctor Cukrowicz practique la lobotomía a su sobrina Catherine. Es –obviamente- una referencia directa a Rose, la hermana del autor.

El médico intenta indagar más sobre las razones que llevan la mujer a querer esto para su sobrina y descubre el fuerte dolor que aún habita el corazón de esta madre que perdió a su hijo durante un viaje en Europa el verano anterior.

En tanto, en “Dulce pájaro de juventud” un joven gigoló llamado Chance Wayne vuelve a su lugar natal, St. Clouds, Florida, acompañado por la actriz Alexandra Del Lago (para la cual él realiza todo tipo de servicios), con la intención de demostrar al pueblo que ha triunfado, y de paso recuperar el amor perdido de su novia de la adolescencia, Heavenly Finley. Pero nada es tan fácil: la rica y poderosa familia de ella se opone a esta relación, la gente se resiste a creer en el éxito de Chance y la propia Alexandra Del Lago no se sabe si quiere ayudarlo o controlarlo. El conflicto se torna más denso, se descubre un «terrible» secreto y en el tercer acto Chance tendrá que elegir entre seguir con Alexandra o quedarse a hacer un último intento por recuperar a Heavenly.

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Texto completo «Dulce pájaro de juventud»20

Y finalmente, en “La noche de la iguana” Williams retrocede hasta el verano de 1940, en un puerto mexicano sobre la costa del Pacífico, cuando cinco personas entrelazan y definen sus vidas. Entre el desborde de una naturaleza acuciante y el eco lejano de la angustia que se extiende por Europa a raíz de la Segunda Guerra Mundial, buscan un sentido para su existencia, una explicación del misterio que les impone bucear en el dolor y aceptar la soledad.

Shannon la busca en su propia humillación, Maxine en el placer absorbente de la carne, Ana en la aceptación serena de un orden natural; en extremos opuestos, la adolescente Charlotte aún no comprende lo que desea y el anciano Nonno -el poeta vagabundo que cruza el drama con cierto superior desprendimiento- ya lo ha hallado.

Pocos autores contemporáneos dominaron como Tennessee Williams todos los recursos del espectáculo dramático y supieron desprender de una situación, de un dialogo, de un gesto, tanta intensidad poética. “La noche…”, una de sus obras más hermosas y maduras, da cuenta de esa calidad literaria y ese vigor escénico.

Amor, dolor y decadencia

Como quedó dicho, entre finales de los años 40 y comienzos de los 60 Williams produjo la mayor parte de sus mejores obras, época que coincidió con su relación sentimental con Frank Merlo, un soldado estadounidense de origen siciliano, con quien vivió desde 1947 hasta 1963, cuando Frank falleció a causa de un cáncer fulminante.

Frank Merlo y Tennessee Williams en la playa en 1958

A partir de entonces, Williams cayó en una espiral de drogas y alcohol que le llevó a ser hospitalizado en 1969. Con las obras que escribió posteriormente le fue imposible conseguir el éxito de las anteriores. Es la etapa de “The milk train doesn’t stop here anymore” (El tren lechero no para más aquí-1962), Slapstick tragedy (Tragedia de payasadas-1965), “The eccentricities of a nightingale” (Las excentricidades de un ruiseñor- 1966), “Kingdom of earth” (El reino de la Tierra-1968) y “In a bar of a Tokyo hotel (En el bar de un hotel de Tokyo-1969).

Aunque su fama mundial le llegó a través de su obras teatrales, también escribió espléndidas novelas y relatos cortos que en ocasiones quedaron eclipsadas por la grandeza de su teatro. Lo testimonian cuatro volúmenes de relatos: “One arm” (Un brazo y otros relatos-1948), Hard Candy (Caramelo fundido-1954), “A chivalrous endeavor” (Un empeño caballeresco-1969) y “Eight mortal ladies possessed” (Ocho damas poseídas-1974), así como dos novelas: “The Roman Spring of Mrs. Stone” (La primavera romana de la señora Stone-1950) y “Mose and the world of reason” (Mose y el mundo de la razón-1975).

Finalmente publicó un libro de “Memorias” (1975), en el que describe sus problemas con el alcohol y las drogas, y su ya mencionada homosexualidad, conocida sólo hacia el final de su vida. También escribió un magnífico libro de poemas, “In the Winter of Cities” (En el invierno de las ciudades-1956):

«We have not long to love»
(No tenemos mucho tiempo para amar)
“…Íntimo el silencio,
tenue y cálido.
Pude, pero no lo hice, alcanzar
a tocar tu brazo.
Podría, pero no, romper
lo que está quieto.
(Casi el susurro más débil
sería estridente.)
Así pasan los momentos como si
desearan quedarse.
No tenemos mucho tiempo para amar.
Una noche. Un día…»

Los personajes

En sus obras se relacionan personajes originales, opuestos a un medio hostil en el que flota un gran simbolismo a través de la poesía de los diálogos y de la hondura psicológica de los caracteres. El marco habitual en que se desarrolla la acción de sus piezas es el Sur de los Estados Unidos -nació y se crió allí- que proporciona a sus obras una mezcla peculiar de sensualidad y decadencia.

Marlon Brando y Tennessee Williams en un alto de la filmación de “Un tranvía llamado deseo”

Se lo ha tachado de obsesivo porque en su temática abundan las figuras femeninas angustiadas por la soledad, los personajes abúlicos y degradados, los comportamientos faltos de una sexualidad libre y madura, asumida en cualquiera de sus opciones. Pero sus dramas se caracterizan por una excelente construcción formal y por la audacia de los contenidos, transgresores con respecto a las convenciones sociales y a las instituciones.

En su teatro aparece el antagonismo entre el mundo idealizado y las limitaciones que impone la realidad y se destaca notablemente su capacidad de observación psicológica en la construcción de los personajes.

Burt Lancaster y Anna Magnani en “La rosa tatuada”

La muerte, el paso del tiempo y el sexo son temas permanentes y obsesivos de Tennessee Williams, pero obsesiones contradictorias y variables, no sometidas a fijas unidades éticas, estéticas o sociales.

Entrevista televisiva a Tennessee Williams en 1974
 

Aportó –nada menos- realismo e imaginación, una observación patética de los personajes alienados por la sociedad hipócrita, con una simbología sexual y religiosa que sedujo a todos los públicos desde el primer momento. En un mundo escaso en grandes estímulos ideales como el contemporáneo, Williams escogió la decadencia humana como único elemento susceptible de auténticas vibraciones trágicas.

Williams con Natalie Wood y Robert Wagner en Cannes, 1976

El análisis del teatro de Williams muestra que su finalidad era representar el drama humano en sus aspectos más terribles y miserables, a través de la exaltación de cuanto hay de más elemental en el hombre, en sus deseos y apetitos.

Así consiguió remover a cientos de miles de espectadores en medio mundo con frases atormentadas como la que Margareth le gritaba a su marido Brick en “La gata sobre el tejado de zinc caliente”: “No estoy viviendo contigo. Ocupamos los dos la misma jaula y nada más”.

La habitación 1302

La profunda crisis neurótica sufrida a principios de los años 70 provocó en Tennessee Williams un giro en su manera de comprender el mundo. Atormentado por un pasado familiar marcado por la perturbación psíquica de su hermana Rose y por la tendencia materna a la sobreprotección, se confesó poseedor de un gran orgullo que le condujo a vivir, de un lado, su propia homosexualidad y, de otro, el hecho de escribir, como los dos aspectos más importantes de su personalidad como artista y como ser humano.

Tennessee Williams y su amada hermana Rose, fallecida en 1996

Un viaje a través del alcohol, la dependencia de las drogas y las relaciones emocionales difíciles terminaron de señalar el periplo vital de un genio del drama que nunca supo justificar del todo la existencia de sus personajes más allá de sus condiciones sociales y de sus dependencias emocionales.

Thomas Lanier Williams III vivió los últimos 15 años de su vida en la habitación 1302 del lujoso hotel Sunset Elysee, de la calle 42 Oeste de Manhattan, el corazón de Nueva York, luchando contra sí mismo (“conocerme es no quererme; es en el mejor de los casos, tolerarme”), dijo alguna vez. Sólo lo acompañaba su perro. Alguna vez un vecino de cuarto llamó a las 5 de la mañana a la recepción, quejándose porque en la habitación de al lado hacía cuatro horas que le daban a las teclas sin parar: el conserje le dijo que el hotel podía cambiarlo a él de habitación pero que no podían pedirle a Tennessee Williams que dejara de escribir…

Tennessee Williams: el más genial de los dramaturgos estadounidenses

Y allí murió, el 25 de febrero de 1983, a los 71 años, cuando fue encontrado sin vida tirado en el piso, rodeado del excremento de su mascota, de envases vacíos de barbitúricos, y según dijo el forense, a causa de que la tapa de un frasco de somníferos, que intentó abrir con los dientes, le quedó atascada en la garganta. A ninguno de sus excepcionales personajes se le hubiera ocurrido una muerte tan absurda…

 

Fuentes: lecturalia.com; semana.com; biografíasyvidas.com; artescenicas.wordpress.com; blog.lopezlinares.com; heraldo.es; poemas-del-alma.com; elcinedeloqueyotediga.net

 

 

 

 

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