En un mes habrás dejado atrás el invierno, y el amor que fuiste sembrando nacerá cuando el verde follaje reverdezca en la estación que más cómodo te sentiste siempre para amar; será por todos aquellos amores de adolescente en que no podías evitar dejarte atrapar por la frescura y el fulgor de todas esas pequeñas doncellas nativas de Venus, que hicieron tu soñar febril en primavera.
Todas tus pesadillas, tus miedos, tus dudas y tus inseguridades habrán desaparecido y tus pasiones se habrán conectado a la energía que entonces te rodee. A la pasión que fuiste polinizando para que las obreras de Afrodita dotaran de exquisita miel los besos de tu amada.
No puedes sin embargo sentarte a esperar, cada nuevo día te hace empeñar tu deseo y tu voluntad en un nuevo desafío. Soñar es desafiar el destino. Es reubicarse cada día. Un nuevo mañana te obliga hoy y hoy es el momento en que tus deseos son siempre más reales, más de lo que ayer te parecía.
Aunque hay cambios que por pequeños e imperceptibles que parezcan no debes pasar por alto, si eres diligente con las decisiones que debes tomar. Debes tener conciencia de que esos giros sutiles en el devenir de cada día no deberían ocasionarte desidia y dejar que el destino obre por ti. Si nada dejas librado al azar y algún cambio se escapa de tu mano, es porque la estupidez del mundo es irremediable en esta vida.
Por: Adolfo Nicolás Scatena
Pueden encontrar más NARRATIVAS DE ESTE SUR en #Diario10 siguiendo ESTE ENLACE