El desamparo,
la desgracia,
el desasosiego,
el desgaste.
El vaso medio vacío, que por momentos deja de existir.
La lágrima recorre cada poro de mi ser, el alma clama por un poco de paz que jamás supo encontrar.
En el medio del caos todo se corrompe. Se torna inerte.
Insípida sensación. El pájaro que canta en la ventana. Solo me retrotrae a algo que fui y no quiero volver a ser.
Lento, mi ser está lento, desganado; desprovisto de toda fuerza que lo invite a continuar.
Por dentro, la nada. El vacío.
Miro al cielo, reconozco la inmensidad. Somos seres finitos, desprovistos de propósito.
Analizo, alcanzo a visualizar una estela de luz. Y todo se torna oscuro nuevamente. Ajena a cualquier sentimiento de calma, aleteo.
Me miro y no me reconozco, me desconozco y en el abismo me reflejo y soy solo un fragmento…
Y aunque por momentos crea que sí, es muy difícil salir de aquí.
Por: Michelle Riquelme