Murió Benedicto, el Papa Emérito

El papa emérito Benedicto XVI falleció este sábado 31 de diciembre a los 95 años de edad en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano donde residía desde su histórica renuncia al pontificado en 2013.

La santa sede ha dado la trágica noticia a través de un comunicado en el que lamentaba lo ocurrido. «Con dolor les informo que el Papa Emérito, Benedicto XVI, falleció hoy a las 9:34 am, en el Monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano», informó el director de la oficina de prensa vaticana, Matteo Bruni, a los periodistas.

La preocupación por el estado de salud del papa surgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor, el papa Francisco, reconoció que estaba «muy enfermo» y pidió «una oración especial» a los fieles que asistían a su audiencia general.

Benedicto XVI no solo pasará a la historia como el primer papa que abdicó del cargo desde la edad media, sino también por su gran legado repleto de escritos y reflexiones teológicas en las que llegó a profundizar en la figura histórica de Jesús de Nazaret.

«Con dedicación continuó sirviendo a la causa de su Iglesia en el papel sin precedentes del Papa emérito con humildad y serenidad. Su figura sigue siendo inolvidable para el pueblo italiano. Intelectual y teólogo, interpretó con sutileza las razones del diálogo, de la paz, de la dignidad de la persona, como intereses supremos de las religiones. Con gratitud miramos su testimonio y su ejemplo»,  señaló el presidente de Italia, Sergio Mattarella.

Benedicto, un hombre honrado

Desde su infancia, Joseph Ratzinger fue siempre una persona regular y metódica. La sencillez y el orden formaban parte de su carácter como seminarista, profesor universitario y cardenal. Incluso su pontificado era absolutamente «previsible»… hasta el 11 de febrero de 2013. La renuncia pilló por sorpresa a la Curia vaticana y al mundo entero. Era un gesto valiente y revolucionario, que «liberaba» al papado de su típica fase terminal, marcada por el declive de salud.

Benedicto XVI, un hombre honrado a carta cabal y un intelectual humilde, se dio cuenta de que su mejor servicio a la Iglesia era entregar el timón de la barca de Pedro a alguien que pudiera empuñarlo con más vigor en un mundo que requiere atención plena y decisiones rápidas.

Le habían elegido papa en 2005 cuando estaba físicamente agotado y había decidido ya retirarse, por fin, a escribir libros. A pesar de que llevaba un marcapasos y su salud era frágil, aceptó la elección. No sólo por sentido del deber como obispo sino también por lealtad a Juan Pablo II ‘el Grande’, de quien había sido el más estrecho colaborador durante 24 años.

Como es preceptivo para todos los cargos del Vaticano, cada cinco años el cardenal alemán presentaba al Papa su dimisión como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Las últimas veces, la respuesta de Juan Pablo II era una sonrisa afectuosa que significaba «no puedes irte ahora». En el Cónclave de abril del 2005, el voto de los cardenales electores volvió a indicarle lo mismo.

Asumió la tarea por sentido del deber, pero al cabo de siete años se sentía exhausto. Su conciencia le indicaba que el mejor servicio a la Iglesia sería renunciar. Informó a poquísimas personas, y todas le desaconsejaron hacerlo, pero su decisión estaba tomada.

El día que Benedicto XVI anunció su renuncia como Papa 

En los últimos meses del 2012 y los primeros del 2013 fue cerrando con discreción todos los asuntos pendientes. Y el día 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, dio la sorpresa al mundo.

Poco después, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, anunciaba que Benedicto XVI pasaría a ser sencillamente «obispo emérito de Roma». Pero sus colaboradores le presionaron para crear el estatuto de «papa emérito». En 2014, reconoció al periodista alemán Joerg Bremer que hubiera preferido ser simplemente «padre Benedicto», pero entonces estaba «demasiado débil y cansado» para imponerse.

Benedicto, uno de los mejores consejeros del Papa Francisco

Benedicto XVI dijo que su única tarea sería rezar por la Iglesia. En realidad, siguió trabajando en la encíclica ‘Lumen Fidei’, publicada por su sucesor en junio del 2013, y se convirtió en uno de los mejores consejeros de Francisco. Durante seis años se abstuvo de interferir en temas de magisterio.

En abril de 2019, quizá mal aconsejado por su entorno, publicó un artículo muy parcial sobre las causas de los abusos sexuales de menores.

Luego, en 2020 fue gravemente manipulado por el cardenal Robert Sarah, quien le presentó como coautor de un libro sobre celibato sacerdotal, en una maniobra contra Francisco.

En enero de 2022, un informe independiente sobre cómo se afrontó las denuncias de abusos en sus casi cinco años como arzobispo de Múnich detectó cuatro casos en los que Ratzinger supuestamente «no actuó del modo correcto», pues no se apartó a los acusados de la labor pastoral.

Unas semanas más tarde, Benedicto desmontó las acusaciones, pero escribió una sentida carta en la que expresaba «a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón».

«He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares», añadía recordando sus 5 años como arzobispo de Múnich, 23 como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y casi 8 como Papa.

Fuente: ANSA – ABC

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