Mujeres al volante: sobre mitos, leyendas y realidades

  • ¿Quién maneja mejor?

Primero… esta pregunta es absurda: nada en el género determina quién maneja mejor o peor, hacerlo bien es un asunto de práctica, experiencia y estudio.

Aunque es interesante ver qué información surge de cotejar esa pregunta con datos precisos: según encuestas del CESVI o de Luchemos por la Vida, las mujeres al volante participan de menor cantidad de accidentes, son más prudentes y respetuosas del tránsito, especialmente en el uso de cinturón de seguridad. En seguridad vial, son los hombres quienes debieran imitar a las mujeres.

  • Miedo a manejar

Tiene un nombre concreto: amaxofobia. Quienes atienden este problema declaran que las consultas de mujeres suelen ser mayores a las de hombres. Pero los orígenes del trauma, sin embargo, nada tienen que ver con el sexo, sino con haber pasado por una mala experiencia al aprender o haber estado mucho tiempo sin conducir. Puede que en esa desigualdad lamentablemente arraigada durante muchos años que “las mujeres no manejan” esté la base de esas postergaciones, y el consecuente miedo una vez que se lo intenta. Es un problema común, tiene tratamiento y solución.

Para manejar no hay límite de edad para empezar.

  • Una liberación completa.

Acaso el mejor camino para sobreponerse al temor sea hacerte cargo del auto en todas sus líneas. Encará el asunto como una responsabilidad total: llegar a tener tu propia licencia, tu propio auto, pero también poder hacerte cargo de su mantenimiento, contratar un mecánico, estudiar su funcionamiento. Es un mito vulgar que las mujeres pueden manejar pero no «hacerse cargo de su auto». Demostrá tu autoridad para hacerlo y ganá así un coraje que incidirá en un mejor manejo.

  • El embarazo. Otro mito

Derribemos otra leyenda: nada impide que una mujer maneje durante el embarazo, solo hay que seguir ciertas precauciones. Sin embargo, por los temores naturales en cualquier persona que está por tener un hijo, muchas prefieren abandonar la práctica durante el período de gestación. Después, cuando el niño nace, surgen un montón de responsabilidades y hay que volver al volante. Si ese regreso te traba, amigate paulatinamente con el auto, manejá primero en recorridos cortos y en zonas no muy transitadas, subiendo las dificultades. La práctica da la confianza, ahí sí que no hay mito, y no hay con qué darle.

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