Isaac Asimov, el «emperador» de la Ciencia Ficción

Científico y escritor norteamericano de origen ruso, es considerado uno de los más grandes divulgadores del siglo XX y un mítico maestro de la Ciencia Ficción. Doctor en Bioquímica y un verdadero polímata, escribió más de quinientas obras que abarcaron, además, histórica social y científica, la Biblia y las primeras civilizaciones, física cuántica y astronomía, la obra de Shakespeare y el medio ambiente. Reconocido por su visión anticipatoria, describió desarrollos tecnológicos décadas antes de que ocurrieran e incluso, analizó el impacto que tendrían para la humanidad. Multipremiado y honrado en todo el mundo, su coeficiente intelectual era igual al de Albert Einstein.

El comienzo

Isaak Yúdovich Ozímov -nombre que luego cambiaría por Isaac Asimov- nació en Petróvichi, una remota localidad de la Rusia rural, en ese entonces República Socialista Federativa Soviética de Rusia, quizás el 4 de octubre o el 20 de diciembre de 1919, aunque su madre lo habría anotado el 2 de enero de 1920, dato legal de su natalicio, para que ingresara antes en el ciclo educativo. En realidad, no hay constancia de la fecha exacta (ni siquiera en su propia familia). Finalmente, fue el propio Asimov el que adoptó la de 1920.

Isaak Yúdovich Ozímov

Sus padres -Judah Osímov y Anna Rachel Berman- eran judíos y emigraron a Estados Unidos cuando él tenía tres años, luego de que el niño superara una neumonía que afectó a otras dieciséis criaturas, de las cuales no sobrevivió ninguna. Nunca aprendió el idioma ruso, y de sus raíces solo conservó el yiddish de su familia.

Pasó su infancia en el barrio neoyorquino de Brooklyn, en el que Judah y Anna regentaban varias tiendas de golosinas, periódicos y revistas, entre las que se encontraban la conocidas como pulp magazines (publicaciones baratas), especializadas en historias de ficción las cuales influirían poderosamente en la posterior obra de Asimov.

Algunas de las «pulp magazines», antecesoras de los «comics» actuales

Isaac fue un lector voraz y empezó a escribir muy joven -tenía el coeficiente intelectual de un superdotado-, arreglándoselas para ayudar a su familia trabajando al mismo tiempo que continuaba con sus estudios. Durante su adolescencia se empezarían a manifestar los problemas psicológicos que le acompañarían siempre: padecía tanto de acrofobia (temor irracional a las alturas) como de claustrofilia (deseo enfermizo de permanecer en espacios cerrados), y tenía tanto miedo a volar que solo viajó en avión dos veces en toda su vida. Le costaba relacionarse socialmente a causa de su enorme timidez.

El joven y tímido Isaac Asimov

Su primera intención fue estudiar Medicina, pero lo rechazaron debido a que en aquella época algunas universidades seguían limitando el acceso a los judíos. Finalmente, se graduaría a los 28 años como Doctor en Química y Filosofía en la de Columbia, en Nueva York, títulos que le abrieron las puertas de la Universidad de Boston para desempeñarse por diez años como ayudante de cátedra.

Robert A. Heinlein y L. Sprague de Camp con Asimov (der.), en Filadelfia en 1944

En el medio, trabajó en Filadelfia como investigador químico en los astilleros de la marina estadounidense, y desde allí fue partícipe de la Segunda Guerra Mundial.

Isaac y Janet Opal Jeppson

En 1942 contrajo matrimonio con Gertrudis Blugerman, con la que tendría dos hijos, Robyn y David. En 1970, Asimov se divorció para casarse, tres años después, con Janet Opal Jeppson, con la que no tuvo descendencia.

Septiembre de 1941, Asimov en «Astounding»

Simultámente a su empleo oficial comenzó a publicar sus primeros relatos. En particular, estaría asociado por décadas a la revista «Astounding» (Sorprendente), editada por John W. Campbell, al que Asimov nombraría siempre como su mentor, y en la que también publicaron grandes autores del género como Robert Heinlein o L. Ron Hubbard.

Saga y «psicohistoria»

Escritor prolífico (más de quinientos títulos publicados, en los que combina a la perfección la Ciencia Ficción con la divulgación científica), la obra futurista de Asimov goza de gran popularidad por el sabio equilibro que consigue entre el estilo, la imaginación literaria y el mundo tecnológico y científico. Fue continuador en una línea actualizada y acaso más rigurosa, de los clásicos del género (Julio Verne, H.G. Wells) y orientado en ocasiones hacia la visiones distópicas más características del siglo XX (Aldous Huxley, George Orwell, Ray Bradbury).

«Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho»

Sus primeros relatos en las revistas del género le permitieron ir imponiéndose en pocos años como el principal representante de la rama «tecnológica» de la Ciencia Ficción, en la que la visión del mundo futuro y de nuevas formas de organización social se basa siempre en premisas de carácter científico (aunque más o menos futuristas) y los avances tecnológicos correspondientes.

«Los buitres amables» y «Las cuevas de acero» en las «pulp magazines»

La «Saga de la Fundación», es una de las series de ciencia ficción más famosas de la literatura, y su obra más popular. Comprende 16 libros escritos entre 1942 y 1957, y 1982-1992.

Uno de los libros de la saga

«En los años ’40 decidí escribir una serie de relatos cronológicos del futuro, la historia de cómo cayó el Imperio Galáctico y el interregnum que hubo antes del ascenso del II Imperio Galáctico. Diré con franqueza que me inspiré en el libro de Edward Gibbon ‘Historia de la decadencia y caída del Imperio romano'», confesó Asimov a la BBC (British Broadcasting Company), la radio estatal inglesa.

El primer libro de la serie -«Fundación»- |fue publicado en mayo de 1942. Está ambientado en un futuro lejano en el que los seres humanos no solo han colonizado la Vía Láctea sino miles de otros sistemas estelares, estableciendo una civilización que, como el Imperio Romano, parecía destinado a durar para siempre.

Isaac Asimov en «The David Letterman Show», en 1980

Sin embargo, uno de los personajes principales de la obra, un científico brillante llamado Hari Seldon, cree que el poderoso imperio caerá. Se basa en una técnica llamada «psicohistoria», un brillante concepto ficticio creado por Asimov.

La psicohistoria utiliza las matemáticas para predecir el comportamiento humano a gran escala. «Esa idea la saqué de la teoría cinética de los gases. No puedes saber qué hará una molécula individual pero si lidias con cuatrillones o trillones puedes predecir de manera muy precisa qué hará el promedio», explicó.

«Pensé que tal vez se podría hacer lo mismo con seres humanos: darte cuenta de lo que harán enormes masas de personas, siempre y cuando ellos no sepan de estas predicciones y cambien su comportamiento», detalló.

Los robots

En sus relatos sobre robots, recogidos en «Yo, Robot» (1950) y «El segundo libro de robots» (1964), Asimov fijó las tres leyes científicas de la robótica, que ponen al humanoide al servicio total del hombre y, aunque algunas veces parecen violarlas, se acaba descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, estos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos.

Las tres leyes son: 1) Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño; 2) Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley; y 3) Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

«Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción»

Intelectualmente era un humanista y un racionalista, y batalló a lo largo de su vida contra las supersticiones y los prejuicios; asimismo, es uno de los pilares del ecologismo por sus numerosos escritos alertando de los peligros de la polución y la superpoblación.

En «El sol desnudo» (1957), mientras la sociedad terrestre rechaza a los robots humanoides, los Mundos Exteriores, antiguas colonias de la Tierra, han basado su economía en el trabajo de los robots, desarrollando así una sociedad altamente tecnológica, mucho más que la terrestre, en la que los individuos no soportan la presencia de sus congéneres: todos los contactos sociales se producen por medio de proyecciones holográficas.

Policial futurista

Publicada primero por entregas y posteriormente como libro (1954), «Bóvedas de acero» (The Caves of Steel) es una novela policíaca ambientada en un mundo futuro. En el Enclave Espacial, en las afueras de la ciudad de Nueva York, un científico de los Mundos Exteriores ha aparecido asesinado. El detective Elijah Baley tiene que ocuparse de este caso en la para él inquietante y odiosa compañía de un robot humanoide: R. Daneel Olivaw.

La investigación es delicada ya que puede terminar con el equilibrio entre los descendientes de la colonización estelar, en perfecta comunión con sus robots, y los habitantes de la Tierra, que, refugiados en grandes metrópolis subterráneas a las llaman Ciudades, sobreviven precariamente a la falta de recursos naturales y temen a los robots.

Los terrestres, una vez colonizadores de casi 50 planetas, sufren de agorafobia (miedo y ansiedad intensos de estar en lugares de donde es difícil escapar) y rechazan innovaciones tecnológicas como los robots. Por su parte, los habitantes de los otros planetas, llamados espacianos (spacers), han desarrollado su cultura a partir de las tecnologías más avanzadas y cuentan con «cerebros positrónicos» que les otorga a los robots una inteligencia similar a la de un humano además de una conciencia.

Bajo esa apariencia de novela policíaca, Asimov presenta en realidad el estancamiento de dos culturas radicalmente opuestas que desconfían la una de la otra y cuyo declive se ve venir.

Asimov en el cine

La industria cinematográfica aprovechó en varias ocasiones obras del escritor estadounidense. Estas son algunas de las más importantes.

Viaje alucinante es de 1966. Aunque el encargo para Asimov fue el de hacer una novela basada en el guión de la película del mismo nombre estrenada ese año, curiosamente el libro se lanzó seis meses antes del estreno del film de Richard Fleischer. Relata la historia de un científico soviético experto en miniaturización que deserta a los Estados Unidos y cuya vida corre peligro. Solo la tecnología de reducción de tamaño que él mismo ha creado podrá salvarlo de una muerte segura.

La versión rusa de la novela de Isaac Asimov

El fin de la eternidad, de 1987, está basada en la novela homónima. Dirigida por Andrei Yermash, es una original incursión en la temática de los viajes en el tiempo producida por la Unión Soviética. Once años antes, András Rajnai adaptó esta misma obra llevándola a la pequeña pantalla en un telefilme.

Asimov en idioma francés

En 1988 se estrenó La muerte de los soles. Los ’80 fueron una década especialmente fértil en cuanto a adaptaciones cinematográficas de uno de los padres de la ciencia ficción. En esta ocasión, Paul Mayersberg dirige la adaptación de una novela en la que los habitantes de un planeta son testigos de cómo los tres soles que les dan luz y calor se apagan paulatinamente. Un hecho que no tardan en relacionar con el día del Juicio Final.

Robin Williams protagonizó El hombre bicentenario en 1999, dirigida por Chris Columbus (Harry Potter y la piedra filosofal), en la que los androides tienen un rol cotidiano en el día a día de las personas. Pero de repente, uno de ellos comienza a sentir emociones que se alejan de su naturaleza robótica.

En Yo, robot, en 2004, Will Smith protagoniza el reverso tenebroso de aquel tierno robot al que dio vida Robin Williams. Es un thriller de acción y ciencia ficción en el los androides están de nuevo perfectamente integrados en la rutina del ser humano, hasta que uno de ellos se ve implicado en el delito de un brillante científico.

Sherlock Holmes y algo más

Con sus más de medio centenar de trabajos literarios, su lugar en el Olimpo de la Ciencia Ficción estaba más que asegurado, pero tal vez solo sus lectores más avezados conocen la que fue su otra gran pasión literaria, el misterio. Miembro de «The Baker Street Irregulars» (Los clandestinos de Baker Street), la principal organización de fans del detective de ficción Sherlock Holmes, escribió un ensayo según el cual el libro ficticio del profesor Moriarty, «The Dynamics of an Asteroid» (La dinámica de un asteroide), ocultaba la destrucción de un planeta habitado por una especie inteligente.
Baker Street 221B era la dirección del hogar del famoso detective y el profesor Moriarty su mayor enemigo

La casa y el museo de Sherlock Holmes en Londres

También confesó su predilección por Agatha Christie. De la fusión entre misterio y ciencia surgió su destacado papel como escéptico, al punto de haber sido miembro fundador del hoy denominado Committee for Skeptical Inquiry (Comité para la investigación escéptica-CSI).

El «emperador» de la Ciencia Ficción

En sus decenas de libros de divulgación científica, Asimov afirmó siempre su fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la tecnología. En el terreno de la divulgación, también abordó otros campos del saber, como la historia, las matemáticas, la psicología y la sociología, y llegó a hablar de una nueva disciplina humanística, la psicohistoria -como quedó dicho antes- que, según su propuesta, sería una suma de las aportaciones de las cuatro ramas del conocimiento humano recién mencionadas.

«Cuánto se divertían», audiocuento para niños de Isaac Asimov

Llevado por su afán didáctico, escribió también algunas obras destinadas al público infantil y juvenil, en las que combinaba la ficción con una serie de rudimentos científicos e históricos.

El final

El autor recibió un sinfín de galardones en vida, incluyendo todos los premios importantes de la literatura de Ciencia Ficción (el Hugo, el Nébula y el Locus), y catorce doctorados Honoris Causa por diversas universidades de todo el mundo.

Isaac Asimov previendo el impacto de Internet

En 1981 se nombró «Asimov» a un asteroide, el 5020, en su honor. Actualmente el robot humanoide de la empresa Honda se conoce como «Asimo», aunque dicha compañía japonesa haya desmentido varias veces que el nombre tenga algo que ver con el del autor…

«Escribo por la misma razón que respiro, porque si no lo hiciera, moriría»

Las circunstancias que rodearon la muerte de Isaac Asimov también son dignas de una novela. El 6 de abril de 1992, «The New York Times» publicó la noticia de su muerte a consecuencia de un fallo cardíaco y renal, según había informado su hermano Stanley.

Ciencia + ficción: Isaac Asimov

Diez años más tarde, su segunda esposa, Janet, dio a conocer los motivos reales de su fallecimiento: fue como consecuencia de una transfusión de sangre recibida en una operación en 1983, en la que contrajo el virus HIV. Cuando fue descubierta la fatal infección, sus médicos insistieron en no hacer pública la información debido al prejuicio que había entonces contra los infectados por el SIDA.

Siete predicciones de Isaac Asimov que se han cumplido

Inmerso en esa gran paradoja, Isaak Yúdovich Ozímov, aquel niño que emigró de Rusia y conquistó el mundo como «emperador» de la Ciencia Ficción, abandonó el espacio de los terrícolas víctima de una enfermedad que la ciencia -precisamente- aún no termina de resolver; parece una ficción…

 

Fuentes: lavanguardia.com; milcuentosrusos.blogspot.com; fnac.es; bbc.com; cultura.gob.ar; historia.nationalgeographic.com; todostuslibros.com; Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Isaac Asimov». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea.

 

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