Ray Bradbury, el futuro es hoy

Guionista, poeta, novelista y dramaturgo estadounidense, fue uno de los «cinco grandes» de la ciencia ficción en el siglo XX, junto a Isaac Asimov, Arthur Clarke, George Orwell y H.G.Wells. Ganó fama mundial por toda su obra, pero especialmente con «Crónicas Marcianas» y «Farenheit 451», dos referencias cruciales del género que lo elevaron a la categoría de clásico moderno. El peligro atómico, la censura masiva y el riesgo del exceso tecnológico fueron sus principales argumentos.

Los orígenes

Ray Douglas Bradbury nació en Waukenaun, Illinois, EE.UU. en 1920. Graduado solamente en la educación secundaria, se ganó la vida como vendedor de periódicos hasta 1942; aunque había comenzado a escribir cuando era un niño, publicó su primera historia en 1938 en una revista de aficionados. Adquirió la certeza de lo que sería su estilo cuando compuso «The Lake» (El Lago), escrito en dos horas y publicado por primera vez en la edición de mayo de 1944 de «Weird Tales» (Cuentos Raros).

La historia está centrada en un joven llamado Harold y el recuerdo de una experiencia traumática de su infancia, en la que su amigo Tally se ahoga en el lago donde a menudo jugaban juntos. Nunca se encontró su cuerpo. Al visitar el lugar una vez más como adulto junto a su esposa, se entera de que un guardavidas ha recuperado el cadáver húmedo de un niño que rápidamente se descubre que es el de Tally.

«El mejor científico está abierto a la experiencia, y ésta empieza con un romance, es decir, la idea de que todo es posible».

En 1943 dejó de vender periódicos y se dedicó a escribir a tiempo completo, publicando en diversos medios numerosos relatos breves, hasta que en 1950, aparece «Crónicas marcianas», una colección de relatos con los que comenzó su ascendente fama literaria hasta convertirlo en una celebridad.

El éxito

Considerado un clásico de la ciencia ficción, este conjunto de relatos interdependientes recoge no solo las vicisitudes de la colonización del planeta Marte sino también la caída de su civilización, abarcando un período comprendido entre 1999 y 2026. Los marcianos poseen notables poderes telepáticos, lo que causa graves contratiempos a las tres primeras expediciones. La cuarta aporta al planeta la varicela, que contagia a los indígenas y acaba con su resistencia.

«Si escondes tu ignorancia, nadie te herirá y nunca aprenderás».

Se desarrolla entonces la obra colonizadora que muestra los aspectos más negativos de la cultura occidental de nuestro planeta. Sólo un mexicano, que conserva las esencias de su cultura indígena, consigue establecer una auténtica comunicación con un marciano que, a su vez, es depositario de las tradiciones desplazadas por la hegemonía de los colonizadores.

Bradbury con parte de su numerosa obra

Estos han degradado a tal punto la civilización autóctona que en uno de los relatos un marciano utiliza sus poderes telepáticos para divertir a los nuevos amos, adoptando las personalidades que le solicitan. También los negros estadounidenses establecen asentamientos para huir de la discriminación. Finalmente, el planeta casi queda vacío porque una amenaza bélica en la Tierra induce a los colonos a regresar. Los pocos que permanecen en Marte se convierten en «nuevos» marcianos.

En 1951 publicó otro de sus libros mayores, «El hombre ilustrado». Cada uno de los 18 relatos que componen esta obra es una muestra de la maestría narrativa de Bradbury.

Un narrador anónimo conoce a un curioso personaje, William Phillipus Phelp, con el cuerpo completamente cubierto de tatuajes, que le da nombre al relato. Sin embargo, lo más remarcable e inquietante es que las ilustraciones están mágicamente vivas -se las hizo una bruja- y cada una de ellas empieza a desarrollar su propia historia.

«Escribe una historia corta cada semana. Es totalmente imposible escribir 52 malas historias seguidas».

O en «Calidoscopio», en el que un grupo de astronautas se dispersan a gran velocidad a través del espacio tras la explosión del cohete en que viajaban, cerca de Marte. Algunos de sus ellos hablan entre sí, se nombran, se preguntan sobre el sentido de su vida, la muerte, y la realidad en que viven en ese momento.

Mientras sus cuerpos se van alejando a miles de kilómetros por segundo, sus ojos verán y reconocerán sus vidas pasadas, sabrán lo que es esperar la muerte segura, planteándose sus acciones y comprendiendo finalmente quiénes son, en los últimos minutos de su vida. Y también en «La hora cero», en el que los invasores extraterrestres han encontrado unos aliados lógicos y sorprendentes: los niños humanos.

Lo más notable es que estos textos no han perdido ni su vigor ni su actualidad desde que fueron publicados por primera vez, por su trasfondo humanista.

El fuego y los libros

En 1953 publicó su primera novela y la más célebre, «Fahrenheit 451», que obtuvo también un éxito importante y fue llevada al cine en 1966 por el director francés François Truffaut. En ella puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación y el excesivo conformismo que domina a la sociedad.

Es el libro más emblemático de Bradbury, una novela distópica (describe un mundo imaginario que es indeseable) también considerada como un clásico moderno.

«No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe».

Fahrenheit 451 es la temperatura a la que el papel empieza a arder, unos 233 grados centígrados. El protagonista, Guy Montag, es un bombero que en una época futura se dedica a quemar libros, una labor social que los servidores de esa profesión realizan ya que, como todos saben, leer llena la cabeza de malos pensamientos que conducen a una angustia y un desasosiego sin remedio. Y en ese mundo en el que vive Montag es obligatorio ser feliz. Un día, el protagonista, instigado por una misteriosa muchacha llamada Clarisse, decide salvar uno de los ejemplares que tiene que quemar en su trabajo. Peor todavía, decide leerlo.

«Sin bibliotecas, qué tenemos? Ni pasado ni futuro».

Magistralmente escrita, esta obra presenta un futuro en el que los grandes avances tecnológicos estupidizan a la sociedad, y por lo tanto, favorecen la consecuente manipulación por parte de las élites dominantes; por ejemplo, el país siempre está en peligro de una guerra de la que apenas se conocen detalles, el uso de tranquilizantes es la norma, o el signo de buena salud económica y éxito es tener las pantallas más grandes de televisión en los hogares.

En cuanto a la influencia de la TV, Ray Bradbury describe una población infantilizada, preocupada por lo que ocurre en un programa llamado “La familia”, que es una especie de reality show. Hay que recordar que este libro fue escrito en 1953. Cualquier comparación con la realidad actual es pura coincidencia…

Una advertencia

Bradbury advierte sobre los peligros y las amenazas que incumben a una sociedad enteramente automatizada, olvidada de los valores tradicionales de la cultura y próxima al exterminio atómico. Consigue climas sardónicamente alucinantes en cuentos como «There will come soft rains» (Vendrán lluvias suaves, 1950), donde una casa robotizada prosigue realizando los movimientos programados, en un mundo carente ya de vida, hasta su postrer quema liberadora, o en «The Veldt» (La Pradera, 1950), en el que otra casa automatizada, casi dotada de vida propia, masacra, con la complicidad de los niños, a sus padres.

Otros géneros

Pero Bradbury no solo cultivó la ciencia ficción y la literatura de corte fantástico, sino que escribió también libros realistas e incluso incursionó en el relato policial. Su prosa se caracteriza por la universalidad, como si no le importara tanto perfeccionar un género como escribir acerca de la condición humana y su temática, a través de un estilo poético.

Precisamente por este rasgo algunos críticos no lo consideran un escritor de ciencia ficción (al modo del fundador del género, Julio Verne, ni tampoco al de contemporáneos como Isaac Asimov) y les resulta difícil catalogarlo en uno u otro campo de la literatura.

Como ejemplo de ello suelen citarse relatos breves, muy sutiles y tiernos, como «Casa dividida» y «El robo del siglo», o la poética novela «El vino del estío». Además del problema de una guerra atómica, de la censura en un mundo por venir y del peligro implícito en las técnicas y la ciencia, trató temas más cotidianos como el racismo, el miedo a la muerte, el amor y la infancia.

«Si escondes tu ignorancia, nadie te herirá y nunca aprenderás».

Escribió también guiones de cine, como el de la película «Moby Dick», del célebre director John Huston, basado en una de las mejores novelas del siglo XIX, de Herman Melville, así como textos para series televisivas como «Alfred Hitchcock presenta» y «La dimensión desconocida». En 1963 se publicaron sus obras teatrales, reunidas bajo el título «The Anthem Sprinters» (Los velocistas del himno).

El cine

Varias de sus obras han sido llevadas a la pantalla grande. La primera de ellas fue «It came from outer space» (Llegó del espacio exterior, 1953), de Jack Arnold, en 3D (de esa época), a partir de un relato de Bradbury con el mismo título. A una pequeña ciudad de Arizona, EE.UU. llega el escritor John Putnam, quien verá junto a su novia Ellen caer del cielo algo parecido a un meteorito. Ellos piensan que se trata de una nave espacial. Protagonizada por Richard Carlson y Barbara Rush.

Escena de «Vino del espacio exterior»

Del mismo año es “The Beast From 2.000 Fathoms” (La bestia de 20.000 brazas), de Eugène Lourié. A causa de un experimento nuclear un monstruo prehistórico causará el pavor en Nueva York. Actuada por Paul Christian, Paula Raymond y Cecil Kellaway. La película está basada en una historia de Bradbury del mismo nombre.

En 1966 el famoso director francés François Truffaut estreno «Farenheit 451», adaptando también el clásico de Ray Bradbury. Oskar Werner como Guy Montag, Julie Christie en el rol de Clarisse y Ciryl Cusack como el Capitán la protagonizaron.

Tres años más tarde, Jack Smight dirigió «The illustrated man» (El hombre tatuado), con la participación de Rod Steiger, Claire Bloom y Robert Drivas.

Además, la televisión también adaptó algunas de sus historias, en varias de las cuales el mismo trabajó como guionista. Sus relatos cortos han sido incluidos en más de 700 antologías en todo el mundo.

En 1971 los astronautas de la misión Apolo 15 de la NASA bautizaron uno de los cráteres lunares con el nombre de «Dandelion», en honor al libro «Dandelion Wine» (El vino del estío).

Ray Douglas Bradbury falleció en Los Angeles, EE.UU. en 2012, poco antes de cumplir 92 años.

 

 

Fuentes: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Ray Bradbury. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).
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